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martes, 4 de septiembre de 2012

Tratado de la Resurrección


Tratado de la Resurrección

Artículo principal: Manuscritos de Nag Hammadi.


El manuscrito


El Tratado de la Resurrección (NHC I, 43-50) es uno de los Manuscritos de Nag Hammadi hallados en Egipto. Está conservado en una copia copta perteneciente al Códice I. Este texto es el penúltimo del códice.

Tradición


La creencia en la resurrección está en el corazón de la fe cristiana. Era, sin embargo, el centro de las preguntas y las discusiones entre los adeptos de la nueva fe, que aún no eran conocidos como cristianos, cuando Pablo de Tarso escribe la Primera Carta a los de Corinto. Estas discusiones que trataban de la creencia en la vida después de la muerte continuaron a través de los siglos II y III, como lo indican los tratados diferentes dedicados a eso. En esta tradición se situó el Tratado sobre la resurrección de Nag Hammadi.

Aspectos literarios


Es presentado como un documento dirigido por un amo a su discípulo Regino, aunque carece de dirección al principio de la carta. Es un tratado pequeño y didáctico de ocho páginas que semeja la forma de la discusión filosófica o la diatriba.
El tema de la resurrección

La importancia de esta carta breve y didáctica radica en su interpretación particular poco ortodoxa de la enseñanza cristiana sobre la superviviencia después de la muerte. Antes del final del siglo II, la fecha probable de su composición, los cristianos - gnósticos u ortodoxos - estaban luchando contra ciertos desafíos y dudas. ¿Tal superviviencia era demostrable filosóficamente (como Sócrates había discutido en el Phaedo)? ¿Qué fórmula podría tomar? (¿La inmortalidad del alma? ¿La resurrección del cuerpo? ¿La reencarnación?) ¿Cuándo sería experimentada tal superviviencia? (¿En la muerte? ¿En el regreso final de Cristo? Quizás ¿incluso antes de la muerte?) La enseñanza del NT era algo ambigua sobre varios de estos puntos, sin embargo dentro de la gran iglesia se llega al acuerdo general sobre al menos dos temas: el prototipo y la base de la esperanza para tal superviviencia eran la resurrección de Jesucristo, y la resurrección de personas individuales implicaría su retención de la identidad personal.
En este Tratado, la resurrección no puede ser hallada en la discusión filosófica, sino en la fe en la resurrección del Señor. Se presenta arraigada primero en la encarnación, muerte, y resurrección del Señor, que es representada para sus seguidores como el sol desvelando sus rayos (45,36 - 40).
La forma de esta resurrección es expresada en relación con la separación del hombre interior tras la muerte del cuerpo físico, para ponerse una vestidura de luz. Los seguidores más fieles, sin embargo, participan por la fe del don de la resurrección del Señor (45,24 - 40), una doctrina que es expresada explícitamente en el Evangelio de Felipe (56,15 - 19). El escritor es indudablemente un cristiano, y su fe está firmemente arraigada en el NT. Sin embargo, el texto revela ciertas características típicas del Valentinismo, como la creencia en que la resurrección ya ha llegado o la noción de que el Pleroma pre-existente requiere una restauración después de una deficiencia.

Enlaces


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